lunes, 16 de noviembre de 2015

Nuestra obligación - Mujeres de militares.

No puedo hacer oídos sordos y no comentar nada al respecto los acontecimientos que nos abordan estos días relacionados con los atentados de París de la pasada madrugada del viernes.

Lo peor, además de la horrible masacre que ha tenido lugar, es el pánico que se está sembrando por ello y los conflictos que están habiendo entre nosotras mismas y con nosotras me refiero a mi pequeña familia de mujeres de militares.

Es cierto que las redes sociales nos unieron y los grupos de whatsapp nos acabaron convirtiendo en una familia con el simple objetivo de apoyarnos y ayudarnos las unas a las otras en nuestros peores momentos, por qué, ¿quién mejor que nosotras nos iba a entender alguien?. Al final lo que empezó de cualquier manera acabó siendo una verdadera amistad.

En fin, las opiniones, equivocadas muchas veces, las noticias falsas provocando alarma e inquietudes innecesarias, en serio mis niñas, este no es nuestro papel.

Podemos y debemos opinar de todo (siempre desde el respeto, por supuesto) pero no aprovechar esta serie de situaciones para sembrar pánico, dudas, odio  xenofobia, que denota en algunas, una gran ignorancia.

No he querido intervenir en ninguna discusión, ni si quiera de mi propio grupo, pero por lo que a mi respecta, estoy muy en desacuerdo con muchos de vuestros comentarios. En primer lugar porque habéis alarmado a muchas de las chicas con noticias falsas de que nuestros hombres iban a tener que partir en cualquier momento, lo que no estaba del todo claro. En segundo lugar, por aprovechar ocasiones como esta para hacer cualquier tipo de comentario racista y sembrar el odio y en tercer lugar, por  no saber aceptar las opiniones contrarias a las vuestras y comportaros como niñas.

Lo cierto es que tengo mucho que agradeceros, pero en serio, en este asunto no nos hemos comportado como deberíamos (y me incluyo). En nuestra situación, nuestra posición reclama una actitud específica que es la de manteneros muy cautelosas y expectantes, alerta pero no alarmadas y sobre todo, al lado de nuestros hombres y siendo solidarias con lo más desfavorecidos y no al contrario como muchas de vosotras habéis decidido hacer.

Igual que nuestros hombres sirven a los ciudadanos, debemos estar nosotras a la altura.

domingo, 15 de noviembre de 2015

Te fuiste...

Buenas noches mi vida.

Hace a penas unas horas que te fuiste de mi lado y desde antes de que me dejaras en casa, ya te estaba echando de menos. 

Demasiado rápido han pasado las horas contigo, y muy lentas pasan sin ti pero al final, ya casi hace un mes desde que te fuiste.

Quizás he echado de menos no poder haberme pasado 24 horas en nuestra cama y habernos levantado de ella para cocinarme esos macarrones que tanto me gustan...

Ay mi vida, estos días contigo me han recargado las pilas y la maravillosa sensación de dormir contigo, eso sí me va a costar poder desacostumbrarme y limitarlo a algunos fines de semana.

Tus besos, tus bellas palabras que en alguna ocasión desprecie (y me arrepiento tanto) y ahora que ya no las tengo, solo me queda recordarlas y recordar tus promesas, que siempre son verdaderas, de continuar conmigo en las buenas pero sobre todo en las malas.

Siempre tuve claro que eres todo para mí, y no me hace falta nada más que estar sin ti un par de horas para darme cuenta que eres mi pilar de apoyo y el hombre de mi vida.

Esta noche, como tantas otras más, te sigo esperando y te amo cada día más.

miércoles, 11 de noviembre de 2015

Lo siento, lo volví a hacer pero te amo.


Hola mi amor.

No, no te asustes, todo está bien, mi vida, sigo amándote como el primer día, bueno no, miento... Te amo muchísimo más.

Ayer mi amor, volví a dudar de mi y de mi capacidad de llevar adelante las dificultades que comportan tu trabajo y sí, una vez más me volví a plantear si todo el sufrimiento valía la pena.

Luego, tras unos minutos de reflexión y recordar lo bien que me sienta oír tu voz en cada llamada, me volví a dar cuenta de que sí vale la pena.

Solo por las cosas tan bonitas que me dices, por tu manera de agradecerme todo lo que hago por ti, que aunque a mí hay días que me resulta un esfuerzo sobrehumano, merece la pena solo por verte sonreír y agradecérmelo con dulces palabras que te inventas sobre la marcha y las expresas de manera atropellada y tanto me encantan, mi chico vergonzoso...

Tu manera de prometerme que algún día me lo recompensaras y que no va a pasar tanto tiempo como creo (aunque cada día se haga más cuesta arriba estar sin ti), tu forma de llamarme "guerrera" y reconocer un poco a regañadientes que estoy siendo una mujer fuerte y valiente (algo que creías que no iba a conseguir, siempre me subestimaste un poco).

Y mi amor, no te imaginas cuanto a angustia hay en mi pecho, cuantas noches sin dormir, cuantas lágrimas derramadas y prefiero no seguir, aunque cada vez vayan siendo menos, y nada de esto sabes ni conoces.

Pero ni se te ocurra decir que no quieres esto para mí porque yo quiero todo contigo aunque en ocasiones conlleve momentos amargos, te prometí que jamás me iba a separar de ti y nunca lo haré.

Perdóname, pero entiéndeme, podría dudar una y mil veces porque aún sigo muerta de miedo, pero jamás pienso dejarte ir.

Te amo más que a mí misma.

domingo, 8 de noviembre de 2015

Mi mejor regalo.

Buenas noches mi vida.

Siempre me dices que el único sentimiento que tendrías que provocarme es felicidad, pero me encanta que me provoques una montaña rusa de sentimientos, seas cuales sean..

El pasar de cero a cien en un segundo, de enfadarme contigo muchísimo a pensar en seguida cuantísimo te amo, tanto que a veces ni si quiera soy capaz de explicarlo, pero te amo más que a mi propia vida.
Te deseo tanto, que ni te lo imaginas, besarte, acariciarte, pasar la mano por tu cuello y por tu cabeza rapada al cero y tu cara sin la barba que tanto me gustaba.

Cada día doy gracias a Dios por ti, por el simple hecho de que existas, de que vinieras cuando más te necesitabas y de que te quedaras... Porque no sé que habría sido de mi si no hubieses estado conmigo, a mi lado, unas veces más que otras, pero siempre ahí.

Y siempre preparado, sabiendo qué hacer y cómo actuar en las situaciones más difíciles, manteniendote tan paciente con mis arrebatos y tan complaciente con todos y cada uno de mis caprichos, las películas infantiles, las cenas de comida rápida, las palomitas de caramelo...

Tu forma de protegerme tan especial, que hasta me proteges de mi misma en mis peores momentos.
Por todo y por muchísimo más quédate conmigo siempre, sigue haciendo esos planes de futuro que tanto me encantan y me ilusionan y no dejes jamás de amarme como lo haces porque yo prometo que nunca dejaré de hacerlo.

Yo me comprometo a permanecer siempre contigo, a tu lado, apoyándote y protegiéndote sin descanso. Eres absolutamente todo para mí.

TE AMO


sábado, 7 de noviembre de 2015

Gracias.

Esta vez no le escribo a mi hombre como suelo hacer.

Esta noche brindo por las amigas de verdad, de esas de toda la vida, con las que te pegabas de leches y luego volvías a jugar con las muñecas como si nada. 

Por la que parece que no ha pasado el tiempo, por las horas interminables hablando por teléfono, contándonos las penas y rajando de todo el mundo. 

La misma risa, la misma forma de abrazar y la misma confianza que hace 17 años. 

Mi gran apoyo en estos momentos porque las coincidencias no existen, esto ha tenido que ocurrir así. 

Que lo que ha vuelto a unir el ejército después de algunos años, que no vuelva a separar el tiempo jamás.

Te quiero muchísimo .

Casado con la Armada.

Siempre lo tuve claro que mi hombre era un militar con vocación, que amaba lo que hacía y que ahora tendría que empezar a compartir a mi novio con la Armada.

Pero ayer me di cuenta de que no sólo se trata de compartirlo con el ejército, ni si quiera de repartir su tiempo entre su trabajo y yo, ¡qué va!

Es que el cuerpo de Infantería de Marina se ha convertido en una mujer con la que tengo que compartir a mi hombre, y no, esta frase no es mía porque no soy yo la única mujer de militar que piensa que el oficio de su pareja se ha convertido en una rival.

Y hablo de nuestro rival, en femenino porque ellos, verdaderamente están enamorados de su oficio.

Me doy cuenta cada día, con cada llamada porque para él no es un problema el no venir a Valencia, no estar con los suyos, las llagas, las rodillas nada le duele si todo es por formar parte del cuerpo de Infantería de Marina "Es un honor ser un Infante de Marina", lo es y lo sé, yo estoy eternamente orgullosa de él pero parece que todos desaparecemos de su vida y ahora solo existe eso.

Entiendo la vocación de mi pareja, y la comparto, pero no puedo evitar sentir celos porque ahora el amor de mi hombre no es solo para mi.

Creo que cuanto más pronto me mentalice de que, de entre sus prioridades, yo he pasado a ser la segunda será lo mejor.

Él se sigue esforzando cada día para que lo sienta cerca, lo consigue siempre y yo no soy capaz de verlo en algunas ocasiones porque sinceramente, cada día que paso sin verlo se me hace más y más duro y sale a la luz mi parte más irracional. Y sí, anoche fui una egoísta y si discutimos en parte, la culpa la tuve yo por exigente, pero me está costando tanto hacerme a a idea de que mi hombre ya no es solo mio... Y él por situaciones, no está siendo capaz de ponerse en mi lugar o bien no sé yo explicarme pero solo sé una cosa.

Lo amo a él y eso me hace amar su oficio casi tanto como el nos ama a mi y a la Infantería de Marina.

Att: La guerrera celosa más guerrera que nunca.

viernes, 6 de noviembre de 2015

Quién espera desespera.

(Nota de audio - 3:52)

Que cierto es eso de "quién espera desespera", es el segundo fin de semana que no lo veo porque está arrestado, y estoy muy enfadada.

Estoy enfadada porque parece que solo yo me esfuerzo en tener detalles bonitos con él, y vale sí, es cierto, no tiene tiempo de nada, pero ¿y qué pasa conmigo? ¿quién se ocupa de mi?.

Desde que se fue todo va de mal en peor, yo no doy pie con bola en mi vida, todo sale mal, todo sale al revés, todas las noches me invaden las pesadillas y por más empeño que le pongo a las cosas continúan saliendo mal.

Y sinceramente, es que no sé qué hacer, porque ¿quien me entiende a mi?. Mis amigas me dicen qué no es para tanto, mis padres qué ya sabía a lo que iba, la familia de él... Ellos siempre están peor que yo, que no lo dudo, pero, ¿quien se ocupa de mi?

Me paso la vida escribiéndole textos bonitos, diciéndole palabras bonitas, animándolo y todo eso parece que se lo traga un agujero negro, y yo sé que él, dentro de sus posibilidades hace lo mismo pero, ¡joder!. ¡Echo de menos hablar con él cara a cara! Y no puedo evitar ponerme a llorar, porque sí, las conversaciones por teléfono están muy bien, cuando las tenemos claro, y por whatsapp también, cuando la cobertura de Algameca nos lo permite (que es casi nunca) pero yo echo de menos un te quiero mirándonos a los ojos.

Sinceramente, no sé cuando va a venir... Y encima me siento mal porque me considero egoísta porque parece que no doy lo suficiente, pero es que, todo es a corre-prisa, todo mal y yo.... no sé que hacer ya.

Quizás no es todo tan malo y es una mala perspectiva que estoy teniendo yo ahora, y seguramente así sea y no es para tanto.

Yo sólo veo que todo el mundo mira por si mismo y nadie mira por mi, y quizás ahora mismo está saliendo esa cría infantil y egoísta que llevo dentro pero es que desde que el se fue yo ya no existo para mi. Todo es el, todo gira en torno a él y en que el sea feliz.


¿Y yo?¿Que pasa conmigo? Quizás el no se merezca escuchar este tipo de cosas, o en ese caso leerlas pero es que... no sé que hacer, sólo tengo la sensación de que nadie me entiende.

En fin, si sueno egoísta e infantil lo siento, pero supongo que como todos los humanos pues, es un instinto de supervivencia y desde que se fue, sólo estoy sobreviviendo.


jueves, 5 de noviembre de 2015

Miedo y otros sentimientos.

Hoy en esta entrada recojo un sentimiento que no asalta continuamente a todos, a unos más que a otros, pero en especial, recojo la reflexión que hoy me ha hecho una amiga cuando le pedía alguna idea para la entrada de hoy.

Ella me ha hablado del miedo que le produce oír hablar a otras personas de sus relaciones fallidas, ella me comenta que no se imagina la vida sin su chico, y yo la verdad, es que la entiendo, ¡cómo no hacerlo!.

Precisamente hoy, tanto ella como yo hemos tenido la misma reflexión, ambas hemos hablado con dos chicas que nos hablaban de la última relación que no había salido bien, en mi caso, la relación fallida había sido con un militar.

¿Cuántas veces hemos oído halar de la mala fama de los militares? No sé si por culpa del uniforme, o de la desesperación que sufren, tanto ellos bajo tanta presión y ellas, las habitantes de las ciudades donde hay academias militares, que los esperan con los brazos abiertos, nos hacen plantearnos mucho acerca de nuestras relaciones en las que surgen muchos miedos.

Los amamos y confiamos en ellos, pero nos da pánico perderlos porque puedan sentirse solos, o a saber... Yo confío en mi hombre, él es serio, comprometido, noble... y lo más importante, me ama por encima de todo.

Pero aún así siguen surgiéndome miedos, miedo de no poder superar las dificultades que nos tiene la vida preparadas, tanto a él como a mi, como a ambos en la pareja.
Miedo a dar lugar a malentendidos, difíciles de reparar con la puñetera distancia de por medio, a pensar que no viajo para verlo porque simplemente no quiero, cuando detrás hay muchos otros motivos, como por ejemplo, el miedo a no verlo lo suficiente rato, a volverme a mi ciudad más débil, a saberme a poco o a desatender mis obligaciones, entre otras....

Este blog es testigo escrito de que no existe ni un sólo minuto, ni un segundo, en el que yo no le dedique mis pensamientos, que mi amor, mi deseo y mi espera es pura y verdadera y que desde que él se fue no me preocupa nada más en mi vida que él y su bienestar.

Gracias a Dios que él existe y que Dios lo puso en mi vida, ¡menudo regalo del cielo! que vino de la manera más inesperada posible, pero lleno de bondad, cariño y comprensión.
Casi que mejor voy a dejar de hablar de él por hoy porque no me gustaría despertar ninguna envidia.
TE AMO.


Att: Tu guerrera miedosa y más enamorada que nunca.

miércoles, 4 de noviembre de 2015

Hoy que no estás...

Desde que te fuiste, un trozo de mi  fue contigo y desde ese día ya no soy la misma...
No, no soy la misma que canturreaba en el coche mientras íbamos a cualquier centro comercial, ya no existen las canciones desde que no estás, ni los bailes por la cocina molestándote mientras cocinabas, ya no existen los bailes, ni existen esos arrebatos de niña pequeña, que más tarde, intentaba sanar con un beso, porque aunque te hicieses el duro, funcionaban...

A esa niña la he tenido que encerrar en un sótano, y aunque a veces sale para enrrabietarse como solía hacer, ahora está disfrazada de una calma sospechosa, ahora va de mujer segura de si misma, que sabe lo que hace, aunque en el fondo este muerta de miedo, pero ya ni canta ni baila y el único brillo de ilusión en sus ojos existe si estás tu cerca.

Y esa niña/mujer sólo encuentra alivio cuando duerme, y ni eso a veces, pues desde que te fuiste ya no volvió a dormir más profundamente ni en tranquilidad porque las preocupaciones diarias se convierten en pesadillas que acaban por despertarla, para luego si, poder volver a conciliar el sueño y dormir un poco mejor.

Las siestas, que tanto me encantaban, ya no tienen sentido sin ti, ni los días grises en los que llovía y te pedía que no acostásemos en la cama para oír llover y respirar el aire del campo, para más tarde, quedarnos dormidos, si los niños estaban en silencio y los perros no ladraban.

Ya no puedo despertarte a besos y pedorretas, como me encantaba hacer, mi bello durmiente.
¿Cuántas veces renegabas cuando lo hacía? Ni lo recuerdo, ¿y cuánta rabia te daban los besos en las orejas? Ahora sé que los echas de menos...

Hoy me haces falta porque los problemas se convierten en montañas imposibles de subir y no te tengo aquí, ni tengo tu apoyo y muchísimo menos me pienso permitir el lujo de atormentarte con mis cosas.

Cuando me llames, que lo harás, pienso cogerte el teléfono cómo hago cada día, ser fuerte y sonreír (y una vez más, encerrar a esa niña en el sótano sin dejarla salir) mientras escucho tus historietas del día, aunque muchas veces prefiriese oír cuanto me quieres y lo mucho que me echas en falta.

Hoy  solo cuento los días que faltan para verte, que lo cierto es que no se cuantos son, y no puedo dejar de pensar (y gracias a Dios es lo único que me anima) todas las promesas que nos hemos hecho que seguro se cumplirán porque tu siempre cumples lo que dices y todas las palabras bonitas que me dijiste ayer.

Mi mejor recompensa eres tú y tu sonrisa, el quedarte helado sin palabras tras una carta bonita, la alegría tras el teléfono que te produce oír mi voz, pero hoy mi amor, permíteme que sea débil, al menos hasta que no escuche tu voz.

-Att: Tu pequeña asustada.

martes, 3 de noviembre de 2015

"Me hubiera gustado mucho estar hoy contigo, te quiero"

Hoy en esta carta abierta te agradezco todo lo que haces por mi día a día, sin descanso, luchando para hacer todo lo posible para sentirte cerca y, ¿para qué te voy a mentir? Lo consigues.

Lo consigues invirtiendo cada segundo libre en mi, en un mensaje, una llamada de dos minutos de reloj en la que cuelgas rápidamente: "Adiós, adiós, tengo que irme a formar, luego te llamo..." y no vuelves a llamar porque las prisas y tu mala cabeza te hacen olvidarlo, hasta que, como ya empieza a ser costumbre apareces a las 23:00 horas cada noche, sin faltar ni una y me recuerdas una y otra vez, lo mucho que me amas, lo valiente que soy (aunque no lo sea), lo feliz que eres desde que aparecí en tu vida y que no habrá nada ni nadie que nos separe jamás (aunque eso ya lo haga la distancia), enviándome un centro de preciosas flores blancas y rosas en un día tan especial como ayer y acompañándolo de una tarjeta que dice: Me hubiera encantado estar hoy contigo. Te quiero. J.

Y es que por mi parte yo no siento menos, aunque deambule de aquí para allá, y sí en ocasiones, como alma en pena, sin un destino fijo más que el de estar contigo, que cada vez que me llamas y me dices lo que sientes por mi (aunque sean pocas las ocasiones en que pueda oírlo) tengo que contener las lágrimas que irremediablemente y como siempre me ocurre, no puedo evitar y acabo llorando, muchas veces desconsoladamente.

Perdona si alguna vez te hice sentir mal o culpable con esas lágrimas, no lo pretendía, solo era miedo a un futuro incierto y algo gris que ahora, gracias a ti, se va dibujando (en formas grises) que algún día se convertirán en un colorido paisaje. Sigo siendo esa mujer sensible y algo insegura que te espera, que ahora se ha disfrazado de guerrera incansable (que no dudes que seré) aunque ese papel, en realidad, no vaya nada conmigo y perdóname también si alguna vez me equivoco en mi nueva faceta de "mujer de militar" y alguna vez no estoy a la altura.

En realidad, quién me hace ser fuerte eres tu, no yo misma, te prometí serlo y lo estoy consiguiendo, con el paso de los días que se convierten en años desde que no estas tú.

Tu, con tus textos de palabras atropelladas que me hacen reír (y llorar de emoción. Me encanta esa sensación) siempre que los leo, y nosotros, con nuestras conversaciones por teléfono, en las que nos pisamos continuamente el uno al otro porque son tantas cosas las que queremos decirnos... Que al final, cuando colgamos, no nos hemos dicho ni la mitad.

Por todo ello, por mucho más, por ti, por mi, por todo lo vivido y lo que nos queda por vivir continuaré con mi lucha contra todos los miedos que me invaden, continuaré luchando incansablemente, dándote ánimos aunque ni para mi tenga y esperándote, echándote cada vez más de menos y esperando el momento de besarte y amarte para que así puedas recuperarte entre mis brazos y, de nuevo, volverte a ir. Y tu, sigue fuerte, valiente, trabajando por nosotros, por tu sueño, por nuestro sueño.

Te anhelo y te deseo como nunca antes lo había hecho. Te amo.

- Att: Tu guerrerilla de medio pelo.

domingo, 1 de noviembre de 2015

Realmente, ¿vale la pena?.

Hoy me he vuelto a hacer esa pregunta, y ¿para qué mentir? Es una pregunta que me hago todos lo días... y no porque no quiera a mi pareja, ni porque tenga dudas, ni si quiera porque él me ignore (puesto que no es así), pero hoy mientras su familia me había invitado a comer a su casa para celebrar mi cumpleaños sin estar él me he imaginado que, posiblemente, esta sea la vida que me espera.

Debo de reconocer que lo he pasado bien, ellos han sido muy atentos y no me ha faltado ningún tipo de detalle, regalos, tarta de cumpleaños, velas... Pero me faltaba lo más importante, él.

Y es que me he empezado a dar cuenta de que esto es así, de que mi futuro, si es con él, será así (más o menos), que me deberé de pasar la vida esperando a que llegue mi hombre, pasando los días, las horas, los meses e incluso los años en la distancia, esperando desesperadamente que los días pasen lo más rápidamente posible, deambulando por la casa (y por la vida, en algunas ocasiones) como alma en pena, yendo de aquí para allá con la familia, con las amigas que te miran con pena, se apiadan de ti e incluso en algunos momentos te consideran una heroína por aguantar, y en otras, "no es para tanto"... ¡¿Qué no es para tanto?!

Y mi caso es muy light, hay mujeres que tienen que llevar su casa, sus hijos y su trabajo hacia adelante sin ellos y cuando llega el día, acosarse en una cama fría que acostumbran a compartir con su hombre sin tener el placer de poder apoyar sus cabezas en el pecho de sus pareja porque ellos están lejos (o cerca) pero fuera de sus casas, sirviendo a su patria aunque, en realidad, su verdadera patria sea aquello que han dejado en casa. Ellas si que son mis verdaderas heroínas.

Tras ver casos como éste, me puedo considerar una afortunada, aunque esa sea la vida que me espere a mi en un futuro, pero me pregunto por qué si para ellos hay un entrenamiento físico y mental para poder servir a España y cumplir con sus misiones, ¿por qué no existe uno para todas aquellas mujeres que nos pasamos los días esperándolos?, ¿quién nos entrena a nosotras? ¿y a nuestros hijos?, ¿la vida? ¿o los golpes que nos da?...

Y en respuesta a la pregunta que encabeza esta entrada, sí vale la pena, aunque ya me haya cagado en la Armada en diversas ocasiones. Vale la pena porque se que mi hombre me necesita, porque es en mi en quién más confía. Él sabe de mi debilidad ante diversas situaciones duras, pero al fin y al cabo es a mi a quién llama cada noche, a quién cuenta sus desavenencias con los compañeros, sus dolores, en definitiva, en quien busca el apoyo y él me lo compensa día a día sonriendo, siendo feliz, llamándome y enviándome un mensaje cada vez que puede aunque tan solo sea para decirme que soy la mejor, la mujer de su vida o la futura madre de sus hijos. Creo que el pensó que no lo soportaría, e incluso es posible que aún lo siga pensando. El se dejo en Valencia a una niña asustada, muerta de miedo, que en ocasiones, vuelve a surgir en una niña disfrazada de mujer con una valentía y una coraza de cartón piedra.

Porque ese es el sueño de ambos, y aunque anhele verlo y sienta que desde que se fue estoy incompleta, nunca me separaré de él mientras pueda mantenerme de pie.

Me presento.

Soy una joven estudiante valenciana que desde hace poco ha emprendido la aventura de su vida.
Muchas personas pensaran que la aventura de la vida de alguien es algo más que lo que yo considero, pero, desde que lo conocí a el, mi vida dio un giro de 180 grados y empecé a vivir de verdad, estos 19 años anteriores había estado muerta y el me resucitó.


En abril  conocí a un chico sin ningún ánimo más que el de divertirme. Hoy 1 de noviembre, estoy locamente enamorada de él y de su oficio, él ahora mismo está en la Escuela de Infantería de Marina en Cartagena, así que sí, mi pareja es militar y yo puedo considerarme estar dentro del selecto grupo de "Mujeres de militares", mujeres, novias, parejas de hecho... En fin, familiares de un militar.

Cuando empecé a contactar con este mundo, con estas mujeres que no son mujeres cualquiera sino que son guerreras de verdad, más valiente incluso que sus novios, vi las cosas buenas y malas que conllevaba el tener algún tipo de relación con un militar, pero hace tan sólo una semana he empezado a vivirlo en mi piel.

Mucha gente dice que exagero, que soy una dramática (que lo soy), que no es para tanto, pero lo cierto es que hasta que no lo vives, no sabes lo que es.

Yo dejé en la estación del Norte el 22 de octubre a las 7:17 de la mañana a un chico joven, fuerte y lleno de ilusiones, hace tres días ese chico, mi chico, me llamaba con la voz quebrada, llorando, aunque el diga que no, contando que cada día era más duro, que tenía las rodillas hinchadas, los pies llenos de yagas y un constipado de narices, y a su vez me comunicaba que no podría venir este fin de semana a nuestra ciudad (a pesar de que el lunes sea mi cumpleaños) porque le tocaba guardias y el fin de semana siguiente, estaría arrestado.

En ese momento, me di cuenta que mi hombre es un valiente, pero que la débil de la relación, la sensible, la dramática tenía que dar la tala, y aunque dentro de mi pensaba si me valía la pena, e incluso llegué a comentarle mi malestar, tuve que hacer de tripas corazón y darle todo mi apoyo, recordarle cuanto lo admiro y que este sueño es de los dos, y aunque se me vaya la vida detrás, iré con el hasta el final.

A penas duermo, a penas como, y me paso el día con lágrimas en los ojos porque a penas puedo hablar con él, lo echo tanto de menos... y cuando me llama, no es para decirme precisamente, lo bien que se encuentra, aunque el quiera hacer como si nada y continúe porque tiene verdadera vocación por su trabajo y ama lo que hace.

Muchas veces me he preguntado si realmente vale la pena todo este sufrimiento, quizás me lo pregunto todos los días, pero cuando veo su foto de uniforme, su sonrisa cansada pero sus ojos llenos de ilusión acompañada de un "te amo, eres la mujer de mi vida" me doy cuenta de que soy una afortunada, porque mi hombre, mi militar, mi soldado, me ama, me admira y me necesita como nadie.